El Cañón Havasu es uno de los lugares más destacados en Arizona. Para los visitantes que conocen, las hermosas cascadas azules del Cañón Havasu conjugan imágenes de un paraíso remoto en medio del desierto. Este increíble destino es también hogar de una de las tribus nativas más fascinantes en el suroeste de los Estados Unidos.
Cañón Havasu
Localizado a unas 35 millas (56,3 km) al oeste de Grand Canyon Village, el Cañón Havasu es uno de los lugares más hermosos en el suroeste. Por más de 700 años, ha sido el hogar de los Havasupai, la “gente del agua azul-verdosa” que deriva su nombre del vibrante color turquesa del arroyo que fluye en el centro del cañón. Hoy cerca de 450 Havasupai continúan viviendo en la pequeña villa de Supai, la cual está localizada a unos 2,000 pies (610 metros) abajo del borde del Gran Cañón. A una pequeña distancia de la villa están las cascadas Havasu Falls y Mooney Falls—dos de las cascadas más majestuosas en Norte América.
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A pesar que el Cañón Havasu recibe solamente un promedio de nueve pulgadas de lluvia cada año, un manantial natural cerca a Supai libera cerca de cuarenta millones de galones de agua por día. El color del agua, azul eléctrico, más típico del mar Caribe que de un desierto en el Suroeste de Estados Unidos, es creado por los minerales naturales disueltos en el agua.
A medida que el arroyo Havasu fluye cuesta abajo por el cañón de rocas rojas, el flujo de agua cae sobre docenas de hermosas piscinas y cascadas. El arroyo también alimenta las verdes riberas llenas de árboles de álamo, culantrillo y flores de mímulo escarlata.
Es el Cañón Havasu demasiado bueno para ser cierto? Casi. Debido a su ubicación remota, llegar allí es todo un reto.
Hualapai Hilltop, el punto de inicio para la caminata de ocho millas dentro del cañón, es bastante alejado de todo. Para llegar a este punto es necesario manejar un largo trayecto por una solitaria ruta. Desde este punto podrás iniciar el descenso dentro del cañón a pie, mula o helicoptero. No hay carreteras hacia Supai, el último pueblo en los Estados Unidos donde el correo diario aún se envia por mula.
Además, todos los visitantes a Havasu deben obtener un permiso antes de entrar al cañón. Para prevenir hordas de visitantes, los Havasupai limitan el número de permisos diarios.
Gracias a que el Cañón Havasu permanece desconectado del mundo exterior, el ritmo de la vida allí es muy distinto. Los Havasupai continuan hablando su lengua nativa, y los caballos y los perros transitan libremente por los caminos de herradura, además de disfrutar de una iluminación provista por el sol y la luna. Todo esto combinado con un escenario natural de ensueño, hacen del Cañón de Havasu uno de los destinos únicos en Norte América.
Cascadas del Cañón Havasu
Cascadas Navajo
En Agosto 2008 una inundación repentina atravesó el Cañón Havasu, transformando el paisaje entre Supai y Havasu Falls. La inundación arrasó la vegetación, esculpió un nuevo curso del arroyo, y creó dos «nuevas» cascadas. La cascada en la parte superior, se llama Cascadas Navajo o Navajo Falls, y tiene cerca de 70 pies (21 metros) de alto. Antes se llamaba “Fifty-Foot Falls”, pero una inundación en 1940 la sepultó bajo varias capas de sedimento. En el 2008 la inundación simplemente expuso a la vista de todos la antigua cascada.
Pequeña Cascada Navajo
Pequeña Cascada Navajo o Little Navajo Falls, ubicada un poco más abajo de Navajo Falls, tiene una altura de 30 pies de alto. El agua cae sobre una hermosa piscina natural justo antes de hacer una curva cerrada en el río.
Cascadas Havasu
Cascada Havasu o Havasu Falls, la atracción estrella en el Cañón Havasu, está localizada a mitad de una milla después de Navajo Falls. A medida que se desciende por el sendero en la pared vertical occidental del Cañón Havasu, el sonido de las cascadas se incrementa más y más. De repente, las cascadas Havasu Falls aparecen a la derecha. En este punto estarás a línea de vista con la parte más alta de las hermosas cascadas de 90 pies de altura. Continúa bajando por el sendero hasta llegar a un camino bastante transitado que lleva a la zona de la playa cubierta por árboles de álamo. A pesar de ser un lugar muy ocupado en verano, la playa es una de las más espectaculares para nadar en Arizona.
Hace un siglo, las cascadas de Havasu se veían completamente diferentes. En ese entonces el agua caía por un acantilado formando una cortina de 200 pies de anche, y eran conocidas como las cascadas del velo de novia. En 1910 una inundación repentina afectó el cañón y tumbó gran parte del acantilado. De repente las aguas fueron canalizadas dentro de una cascada más angosta—y mucho más espectacular.
Otras inundaciones han sido menos amables. En 1993 una inundación destruyó algunas de las hermosas terrazas en la base de la catarata las cuales formaban piscinas en forma de cascada. Después en 2008, otra inundación destruyó la hermosa «falda» que definió ésta cascada por décadas. La inundación tumbó una pequeña hendidura en la falda, y creó un canal más estrecho que forma una catarata menos dramática.
Cascadas Mooney
Con 196 pies, Cascada Mooney o Mooney Falls es la catarata más alta en el Cañón Havasu. Para llegar allí, debes seguir el sendero principal y una milla después de Havasu Fall llegarás a un hermoso mirador al final del campamento. El camino a la base de la cascada es totalmente aventurero al estilo Indiana Jones, e involucra descender a través de un túnel tallado por mineros en el siglo 19, seguido de una escalera de mano resbaladiza.
Los Havasupai llaman a esta catarata «La Madre de las Aguas» y la consideran su catarata más sagrada. El nombre Money Falls viene de un accidente trágico que ocurrió en 1880, cuando un grupo de buscadores de oro entró al cañón en busca de este metal precioso . all this waterfall “Mother of the Waters,” and they consider it their most sacred waterfall. The name Mooney Falls comes from a tragic accident that occurred in 1880, when a group of American prospectors entered Havasu Canyon looking for gold. Su avance fue detenido cuando llegaron a los acantilados verticales que rodean la catarata.
Un hombre llamado Daniel Mooney se ofreció como voluntario para bajar a la base de la catarata usando una cuerda, pero quedó atascado en medio de una grieta. Sus amigos intentaron ayudarlo pero la soga empezó a deshilacharse. De repente la soga se rompió, y Mooney cayó al vacío falleció. Ante la imposibilidad de rescatar el cuerpo de Mooney, los buscadores de oro abandonaron su búsqueda y regresaron a casa. Diez meses después regresaron y construyeron una escalera a la base de la catarata. Para ese entonces el cuerpo de Mooney había quedado enterrado en una capa fresca de travertino.
Unas décadas después, Mooney Falls fueron tomadas de los Havasupai por el gobierno federal y una compañía privada intentó construir una planta hidroeléctrica allí. Sin embargo, antes que la construcción de la planta eléctrica fuera completada, una inundación pasó a través del cañón destruyendo toda la maquinaria a su paso y dejando en bancarrota a la empresa. En 1975 el gobierno entregó de vuelta la catarata a la tribu Havasupai.